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lunes, 4 de abril de 2011

La leyenda del arco iris

Cuentan que hace mucho tiempo los colores empezaron a pelearse. Cada uno proclamaba que él era el más importante, el más útil, el favorito.

El Verde dijo: "Sin duda, yo soy el más importante. Soy el signo de la vida y la esperanza. Me han escogido para la hierba, los árboles, las hojas. Sin mí todos los animales morirían."

El 
Azul interrumpió: "Tú solo piensas en la tierra, pero considera el cielo y el mar. El agua es la base de la Vida y son las nubes las que la absorben del mar azul. El cielo da espacio, paz y serenidad."

El 
amarillo soltó una risita:"!Vosotros sois tan serios! Yo traigo al mundo risas, alegría y calor. El sol, la luna y las estrellas son amarillas. Cuando mirais un girasol, el mundo comienza a sonreir. Sin mí no habría alegría."

Después tomó la palabra el naranja: "Yo soy el color de la salud y la fuerza. Transporto las vitaminas más importantes. Pensad en las zanahorias, las naranjas, las calabazas, los mangos... Cuando coloreo el cielo en el amanecer o en el crepúsculo mi belleza es tal que nadie piensa en vosotros."

El rojo, sin poder contenerse, saltó: "Yo soy el color del valor y del peligro. Estoy dispuesto a luchar por una causa. Traigo fuego a la sangre. Soy el color de la pasión y del amor, de la rosa roja, de la flor de pascua y de la amapola."

El púrpura enrojeció con toda su fuerza. Era muy alto y soltó: "Yo soy el color de la realeza y del poder. Reyes, Emperadores, Obispos... me han elegido porque soy el signo de la autoridad y de la sabiduría. La gente no me cuestiona; me escucha y obedece."

El
 añil habló mucho más tranquilo que los otros, pero con determinación: "Pensad en mí. Soy el color del silencio. Sin mí todos seríais superficiales. Represento el pensamiento y la reflexión, el crepúsculo y las aguas profundas. Me necesitáis para el equilibrio, la oración y la paz interior."

Así fue cómo los colores, estuvieron presumiendo, convencidos de que cada uno era el mejor.
De repente, apareció un resplandor de luz blanca y brillante. Había relámpagos que retumbaban con estrépito. La luvia empezó a caer a cántaros y los colores comenzaron a acurrucarse con miedo, juntándose unos con otros.

La lluvia habló: "Estáis locos, colores, luchando contra vosotros mismos, intentando cada uno dominar al resto. Cada uno tenéis un objetivo, especial, único, diferente. Juntad vuestras manos y venid conmigo."
"Dios quiere extenderos a través del mundo, en un gran arco de color, como recuerdo de que os ama a todos, de que podéis vivir juntos en paz, como señal de esperanza para el mañana:"
Y así fue como Dios usó la lluvia para lavar el mundo y puso el arco iris en el cielo para que cuando lo veais, os acordeis de que juntos podeis iluminar y unir al mundo.

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